Durante
el periodo bizantino se expresa el arte cristiano. Pero pocas veces en esta
sociedad secularizada a Cristo crucificado. Visualizamos las primeras
expresiones del arte cristiano el paleolítico cristiano y el pantocrátor los
detallaremos a continuación.
La desnudez de Cristo
Gran
parte de la queja llegó al centro de la desnudez de Cristo, no el medio
excéntrico. La idea de que los genitales de Cristo deben ser visibles fue vista
como ofensiva por los católicos fervientes. Ellos están en una larga y honorable
tradición.
Por lo menos con respecto a la desnudez de su
Cristo, Caballero está en buena compañía. La estatua de mármol que Miguel Ángel
entregado en 1525 a sus clientes en Roma siguió lo estipulado en el contrato,
que especifica " una figura de mármol de Cristo de tamaño natural, desnudo"
.
Miguel
Ángel fue uno de los numerosos Cristos desnudos en el Renacimiento, muchos
niños, pero no exclusivamente. En 1983, Leo Steinberg dedicó un libro entero al
tema, la sexualidad de Cristo en el arte renacentista y en olvido moderno.
Los
penes divinos del niño Jesús no reciben con frecuencia la atención directa de
su madre, Santa Ana, reyes e incluso los donantes. La razón es que lo divino se
ha encarnado, hecho carne en todos sus detalles humanos.
Aún
más notable son las imágenes de Cristo como hombre de dolores con una erección
innegable bajo su taparrabos. Las erecciones son comunes en las ejecuciones en
la horca, pero su atribución al Cristo resucitado es probablemente una
manifestación literal de su cuerpo que tiene engañado a la muerte de la manera
más viril.
Sin
embargo, incluso en los tiempos de Miguel Ángel, las nubes de tormenta de la
gazmoñería populista se estaban reuniendo. Los dominicanos de S Maria sopra
Minerva decretó que un taparrabos, debe añadirse a ocultar la desnudez
vergonzosa de Cristo - junto con un zapato de bronce para proteger de pierna
derecha desde kissers celoso. Fue en este espíritu censurador que desnudos de
Miguel Ángel en su Juicio Final fueron dotados con " pantalones " de
Daniele da Volterra.
Cuando
se restauró la estatua se eliminaron las adiciones. Sin embargo, en una
reciente visita a Roma, para ver si podría ser posible tomar prestado el
taparrabos descartado para la exposición de las representaciones de sexo que estamos
organizando para la galería Barbican, me encontré con que una franja más
reciente de cortinas de bronce se había añadido. Cruzar sólo el muslo derecha,
que se cuelga en el desafío de la gravedad entre las piernas.
Que
el desarrollo y la eventual dominación del cristianismo en la antigüedad tardía
cambiaron profundamente las necesidades de los clientes y la salida de los
artistas. A diferencia de paganismo, el cristianismo no requería imágenes de
divinidades desnudas y nuevas actitudes ponen en duda y el oprobio en el
atletismo desnudo, baño público, y el valor del cuerpo humano. El énfasis
cristiana sobre la castidad y el celibato otras representaciones descuentos de
la desnudez. En este clima, había pocos motivos para estudiar el desnudo, y las
figuras desnudas son tanto raro en el arte medieval. Entre las excepciones
notables son Adán y Eva, cuya historia arroja desnudarse en una luz siniestra.
En las obras antiguas finales como el sarcófago de Junius Bassus (ca. 359;
Grutas de San Pedro, Ciudad del Vaticano), las formas ideales de desnudos
grecorromanos se transforman en los primeros exponentes del pecado. La
debilidad e indefensión del hombre desnudo y una mujer se destacó en el arte
medieval, y esta tradición se extiende hasta el siglo XV, en obras como La
expulsión de Giovanni di Paolo del Paraíso (31/01/1975).
Una
de las causas de utilizar el pantocrátor y el rechazo a la desnudez de Cristo
es que los orígenes, lo datan en la evolución del pensamiento agustiniano
(basado a su vez en los neoplatónicos) que otorgaron más importancia al alma
que al cuerpo corruptible. El cuerpo y por tanto la belleza eran pasajeros e
inútiles para la salvación de las almas, de ahí que la representación del
desnudo clásico fuera decayendo y no se recuperar hasta que, tras la aparición
del pensamiento de Santo Tomás de Aquino, se le volviera a dar importancia al
estudio de la naturaleza y a su representación fidedigna.
El
Pantocrátor es una iconografía frecuente en el arte bizantino y en el arte
Románico, transmitiendo a través de su imagen la fuerza y el poder justiciero
de Dios, en un equivalente al poder totalitario ejercido por los monarcas
cesaropapistas del Imperio bizantino, o por la nobleza feudal de la Edad Media
europea. En última instancia se trata de una referencia a la autoridad ejercida
desde el miedo, que se traslada a una concepción cristiana basada asimismo en
el “temor de Dios”. Concepción religiosa ésta que variará radicalmente cuando
llegue el periodo Gótico y cambie la consideración cristiana hacia un Dios más
humano, de la mano de un profundo cambio en la concepción social y política del
final de la Edad Media.
El
Pantocrátor se representa por ello bajo un aspecto severo, de expresión seria y
solemne, que en ocasiones alcanza rasgos coléricos. Para mayor expresionismo
gestual su fisonomía adopta el rostro con bigote, barba y larga melena negra.
Es habitualmente un Cristo nimbado y a veces coronado, y cuyo gesto habitual
muestra la mano derecha bendiciendo y la izquierda sobre las Sagradas
Escrituras.
Se
suele representar sentado en un trono o sobre la bóveda celeste, en un signo de
su autoridad universal. Se rodea de una mandorla, un marco en forma de almendra
cuyo origen se hallaría en el clípeo de los retratos funerarios romanos y que
evocaría el simbolismo de la esfera celeste como imagen de perfección. Aunque
en el caso de la mandorla al tener forma almendrada complica su simbolismo,
pues se trata de una figura geométrica diseñada con dos círculos que se cortan.
Lo que supone una representación de los dos mundos, el terrenal y el celestial.
La ubicación de Cristo en la mandorla alude así a su doble condición humana y
divina.
Así
pues, el arte paleocristiano y bizantino (e incluso el Gótico) nos ha legado
una serie de imágenes de Cristo a la manera romana y que, además, tienden a
tener un aspecto muy clásico, haciendo que hoy nos resulte muy llamativo ver a
ese Jesús representado como un Apolo, muchas veces por el clasicismo de las
escena y otra por nuestra asociación mental dios desnudo = dios clásico.